ZAMACOIS: los de Bizkaia.
Fuente principal del texto
que seguirá bajo es una de las muchas obras de uno de
sus miembros: Eduardo Zamacois Quintana,
que nació en Pinar del Río, Cuba, en 27 de febrero de
1873, el cual, ya cumplidos los
noventa años (murió en 1964) publicó un libro de memorias,
de gran valor para conocer la vida cultural y literaria de sus
coetáneos. Se publicó con el título "Un hombre que se va... Memorias".
Libro de gran interés que puede encontrarse aún en
librerías, pues fue reeditado en 2011, en Sevilla, por la Biblioteca del Exilio..
Tengo aquí, dándole una
y cien vueltas,"Un hombre que
se va", y no
obstante voy a copiar de wikipedia unos párrafos en que se
refleja la
inquietante vida de este gran escritor: Eduardo Zamque nos
Fue
hijo único de don Pantaleón Zamacois y Urrutia, un
vasco que, tras estudiar piano y composición, emigró a
América, y de doña
Victoria Quintana, oriunda de Cuba. Tuvo nada menos que
veintiún tíos por el lado paterno, casi todos consagrados
al arte: Ricardo fue actor, el citado Eduardo y Leonardo pintores de
renombre; Elisa fue cantante de zarzuela; Niceto, historiador; Adolfo,
artista de circo...
A los dos años la familia
pasó de la isla de Pinar del Río a Marianao, un
pueblo cercano a La Habana. A los cuatro años se trasladó
con su familia a Bruselas,
donde pasó un año, y luego a París, donde estuvo cuatro y
llegó a dominar a la perfección el idioma francés.
Aún adolescente marchó a Sevilla
(1883), donde cursa la segunda enseñanza, y luego, con quince
años ya, a Madrid,
donde frecuentó la Universidad, primero matriculándose en
Filosofía y Letras, terminando un año, y luego en
Medicina, en que llegó a cursar tres y, al parecer, según
declaró, con mucha vocación; pero al empezar a ejercer la
clínica su vocación se desvaneció y terminó
por volver a su inicial vocación tentado por el periodismo
(pasó tres años colaborando en la revista de ateos,
krausistas y republicanos Las
Dominicales del Libre Pensamiento, dirigida por Ramón
Chíes, ganó su primer duro en Demi-Monde y también
participó en el anticlerical El Motín de José
Nakens) y la literatura; ya había publicado su primera novela
con diez y ocho años, La enferma, y luego otra, Punto negro. En
1894, el impresor José Rodríguez de Madrid publica Amar a oscuras, una
novela corta de 82 páginas, género que Zanacois
cultivó con asiduidad a lo largo de su carrera, al principio
siempre de tema galante, por no decir erótico, y con un
argumento frívolo. Sus primeras obras fueron de tema
erótico, aunque en estilo realista y naturalista, siguiendo la
tendencia española de la época. Su madre, alarmada, le
hizo casarse en 1895 con una modistilla, Cándida Díaz Sánchez,
pero tuvo además numerosas aventuras galantes, en especial con
su amante Matilde Lázaro,
que le inspiró su segunda novela Punto-Negro (1897). Con el
dinero que obtuvo por esta obra volvió a París y allí,
fallecida en Madrid Matilde Lázaro, llevó una vida pobre
y bohemia trabajando como traductor para las casas Garnier y Bouret y
envuelto en todo tipo de aventuras galantes con sus amigos
hispanoamericanos Rufino Blanco Fombona, Enrique Gómez Carrillo
y Felipe Sassone. Vuelto a Madrid
en 1898, y para mantener a su familia, agrandada con dos hijas, Gloria
y Elisa, se entregó al periodismo, colaborando con el semanario
Germinal antes de desplazarse a
Barcelona para trabajar en El Gato Negro y ¡Ahí Va!
y fundar y dirigir junto con el editor Ramón Sopena La Vida
Galante, a la que se encuentra vinculado hasta 1905, realizando en esos
años varios viajes a París. Por entonces le nace un
tercer hijo, Fernando. En enero de 1901 se edita el cuento o novela
corta Horas crueles como tomo 51 de la "Colección Regente" en la
Editorial Sopena, que dirige también, formando un volumen
conjunto con Amar a oscuras.
Zamacois. Etimología y
origen.
"Opina --nos dice Eduardo
Zamacois-- el erudito don Juan López y Mendizabal, que el
apellido Zamacois se escribía primitivamente Zamakoiz, que acaso
significa quejial, de amaki -quejido- especie de árbol.
Según Pío Baroja los "Zamacois" descienden de los
magatos, raza rebelde y vagabunda, establecida en Baztán, pueblo
navarro a orillas del Bidasoa".
A.- Pedro de Samacoits y Maria Bauptista de
Yturrioz fueron padres
de:
B.- Juan José de Samacoits (que
era su grafía correcta), originario de Arraute-Charitte-Zuberoa
(Francia). Juan José de Samacoiz e Iturrioz Sagastume y Bidarte,
comisario contador principal de la marina, Caballero pensionista en San
Sebastián en el año 1784; Caballero de la Real Orden
Española de Carlos III; fue comisario de guerra el año
1773; Comisario de Guerra en el Ferrol en el año 1785 y
Comisario Ordenador en el Ferrol el año 1790.
LOS DE BIZKAIA
I.- Vicente de Zamacois es, de
los Zamacois de Bilbao, el primer representante documentado.
Nació a mediados del siglo XVIII en Hasparren, Hazparne en
euskera, localidad y comuna francesa situada en el departamento de
Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania.
En Hasparren tuvo Vicente, en su mujer Dominga de Echemendi, un hijo de
nombre:
II.- Juan de Zamacois Echemendi,
nacido en Hasparren, que fue el primer miembro de la familia que
residió en Bizkaia, viviendo a fines del XVIII en Erandio
Goikoa. Allí casó
Juan Samacoys Echemendi el 3 de marzo de 1783 con Manuela de Berreteaga Mota (Loiu,
n. 1752; hija de Juan Berreteaga Vidaurrizaga y de María Mota
Guerediaga). Tras la boda, se trasladaron los esposos a la
bizkaína anteiglesia San Vicente de Abando, donde bautizaron a
sus cinco hijos.
Poco se conoce de estos Zamacois de Abando; Juan murió en Bilbao
en 15-III-1818; no sabemos su profesión, Manuela, la esposa,
falleció el 2 de febrero de 1825.
Uno de sus hijos fue:
III.- Miguel Antonio de Zamacois Berreteaga,
nacido en 1794 en San Vicente de Abando. De Miguel Antonio no dice su
nieto Eduardo Zamacois Quintana::
"Cuentan
que era de mediana estatura, de barba dorada y ojos azules. Tuvo
la voluntad arrebatada, la paciencia
corta, la inteligencia ágil. Durante el reinado ominoso
de Fernando VII peleó en las guerrillas de la Libertad, y
perdida la guerra huyó a Francia, donde seguramente
arrastraría una existencia azarosa. Años después,
de regreso a Bilbao, abrió un colegio de primera
enseñanza en la calle de Jardines, escribió varios
«elementos» de Gramática, de Geografía y
de Historia, que aún sirven de texto en las escuelas de
México, y de las dos esposas que tuvo le nacieron más de
doce hijos.
"Miguel
de Zamacois se dedicó a la enseñanza; tuvo dos
esposas y más de doce hijos (más de 18, dice Eduardo en
"Confesiones de un niño decente"), luchó contra los
carlistas, conoció el destierro y murió en París,
septuagenario. Don Miguel se esforzó para que sus hijos
aprendiesen un oficio, desestimando las profesiones liberales y el
funcionariado: «Ninguno de mis tíos -lo grito con orgullo-
comió jamás del Gobierno y esta es la demostración
mejor de su patriotismo», precisa socarronamente el sobrino
Eduard. Los hijos de don Miguel, dotados todos de considerable talento,
recorrieron sendos caminos del Arte y «anduvieron en tratos
frecuentes y coqueteos más o menos dichosos, con la
celebridad». En esta familia
excepcional, donde hay músicos, acróbatas, militares,
domadores de fieras, pintores, cantantes y actores, destacan
Miguel, el primogénito «muerto gloriosamente en el segundo
sitio de Bilbao»; Ricardo «el mejor actor cómico de
su época; Elisa, que prestó su magnífica voz a la
zarzuela; Eduardo, célebre pintor en París y Niceto,
«que escribió una Historia de México y numerosos
folletines que obtuvieron gran boga». El amor al Arte y el
talento parecen ser hereditarios en los Zamacois: muchos de los hijos y
nietos de las personalidades nombradas fueron, a su vez, artistas
reconocidos.
Harto
debió trabajar hasta verles criados, y con el miedo a que
la vejez le inutilizase, su único afán era ponerles en
condiciones de ganarse la vida. Para esto, pensaba, nada mejor que
enseñarles un oficio. A don Miguel no le interesaba que
hubiese médicos, ni abogados, ni ingenieros en su familia. Las
disciplinas universitarias son costosas y tardan en devolver el
dinero que reclamó su aprendizaje, por cuanto opinaba que
conviene buscarse el pan siguiendo derroteros más
fáciles. Tampoco le merecían mayor estimación los
empleados -tipos rebañegos, improductivos- y menos
aún los artistas, gente desgobernada, ociosa y, en general, de
hábitos poco recomendables. A su entender, las Bellas Artes no
dan de comer. Las profesiones manuales, sí. «El hombre
-decía- que domina bien un oficio, sabe presentarse en sociedad
y habla dos idiomas, se abre camino en cualquier parte».
Penetrado
de la infalibilidad de esta teoría, don Miguel quiso
hacer de su numerosa prole un plantel de obreros. A Niceto, uno de los mayores, le
colocó de aprendiz en una carpintería; Adolfo, sería cuchillero; Pantaleón, relojero; Ricardo, sastre; Federico, tipógrafo, etc. Sus
esperanzas naufragaron. Enamorado de la literatura, Niceto soltó las
herramientas de la profesión que querían imponerle y emigró a México, cuya
Historia escribió en diez volúmenes; Adolfo dejó
la cuchillería por la gimnasia, y actuando de trapecista
recorrió los mejores circos europeos, hasta que en Bayona, dando
un salto mortal, se rompió varios huesos; Francisco, queriendo,
como su progenitor, practicar «la enseñanza», se
hizo domador de fieras y se trasladó a la India, donde lo
mató un tigre, alumno suyo; Federico se enroló, como
músico, en la charanga de unas tropas que iban a Filipinas;
Eduardo y Leonardo tomaron el camino de París, llevados por su
Miguel Antonio de Zamacois Berreteaga
casó en Bilbao, año 1816 y parroquia de los Santos
Juanes, con Juana de Urrutia Mendiola.
Nueve hijos hubo de este enlace, de los que fueron varones (butizados
unos en la parroquia de los Santos Juanes y otros en San
Nicolás y San Antón):
1.-
Juan Ignacio de Zamacois Urrutia (Bilbao, n. 1817).
2.- Francisco de Paula Pedro de
Zamacois Urrutia (Bilbao, n. 1818).
3.- Juan Niceto de Zamacois Urrutia
(Bilbao, n. 1820; + 1885). En 1841,
pasó a México, en cuya
capital viviría la mayor parte de su vida. Allí, en
México, se dio a conocer como poeta, novelista, dramaturgo,
historiador y periodista.
Casó
en 1843 con la mexicana
Mª
Francisca de Rubio Mateos, nacida en México en 1815, y en
ella tuvo dos hijos, siendo uno de ellos:
3.1.- Miguel de Zamacois Rubio
(México, n. 25-IX-1847).
4.- José Leandro de Zamacois
Urrutia (Bilbao, n. 1822).
5.- Miguel Bartolomé
Dámaso de Zamacois Urrutia (Bilbao, n. 1830).
6.- Adolfo Gregorio de Zamacois Urrutia,
nacido el 28 de noviembre de 1832 en Bilbao y bautizado en su parroquia
de San Antón. Tuvo Adolfo una cuchillería y
fábrica de navajas en las Calzadas de Mallona. No era un simple
afilador, sino un buen artesano, famoso por un perrazo Terranova que
movía un artilugio mecánico.
Casó Adolfo Gregorio en 1855,
en la bilbaína parroquia de San Antón,
con Josefa Toribia de Bengoa Basterrechea,
en la que tuvo a:
6.1.- José María Rufo
de
Zamacois Bengoa, nacido el 21 de noviembre de 1854 y bautizado
en la iglesia de San Antón. El día 1 de Setiembre de 1867
debutó en el Circo del Príncipe Alfonso, con una
compañía ecuestre y gimnástica. El niño
prodigiollamó la atención entre todos los presentes. En
su esposa Ursula
de Yturrioz
Abarrategui fue padre de:
6.1.1.- Luis Victoriano de Zamacois Yturrioz (Bilbao, n.
1886). Muere en 1887.
6.1.2.- Mª Carmen de Zamacois
Yturrioz (Bilbao, n. 1888).
6.1.3.- Ángel Teófilo de
Zamacois Yturrioz (Bilbao, n. 1892).
7.-
Pantaleón de Zamacois Urrutia (Bilbao, n. 1834). El
genético amor a la belleza del padre, nos cuenta Eduardo en sus
memorias, "se tradujo, en Pantaleón, en "paz, indulgencia
evangélica, resignación alegre, deseo optimista de
misericordia".
Don Pantaleón fue músico o, como prefiere definirlo el
hijo, «un santo que, a ratos perdidos, escribía
música y tocaba el piano».
Pantaleón casó con
Victoria Quintana González, cubana. Padres de:
7.1.- Eduardo Zamacois Quintana, nacido
en el lugar de cubano de Pinar del Río, en la finca La Ceiba.
Célebre escritor y trotamuendos, del que hemos hablado al
comienzo de la presente.
Tras fallecer Juana Urrutia en
9 junio de 1836, casó de nuevo
Miguel Antonio Zamacois Berreteaga, en 1837, parroquia Santiago
de Bilbao, con María
Pilar Ruperta de Zabala Arauco. Siete hijos tuvieron estos
esposos, de los que fueropn varones:
8.- Luis Federico de Zamacois Zabala (Bilbao, n. 1839).
9.- Eduardo Mª de Zamacois Zabala
(Bilbao, n. 1841). Pintor. Uno de sus cuadros, titulado “La
visita inoportuna”, lo podemos admirar hoy en día en el
museo de Bellas Artes de Bilbao.
10.- Antonio de Zamacois Zabala
(Bilbao, n. 1844).
11.- Ricardo Melchor de Zamacois
Zabala (Bilbao, n. 1847). Actor cómico.
12.- Leonardo de Zamacois Zabala
(Bilbao, n. 1848).
Antonio
Castejón.
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