Autor: Agostinho Castejón, S. I. Traducción del portugués: Antonio Castejón.
Parte 4ª - SE BALANCEA PERO NO CAE.
I – Se balancea pero no cae.
II – Favelado y cucarachas.
III – Fundación León XIII.
IV – Candidatos populares versus Candidatos populistas.
V- Marginados.
I - SE BALANCEA PERO NO CAE.
Son las cinco y media de la mañana y estoy aquí, de vuelta a la cama, intentando recuperar el acogedor calor de los cobertores, y con la cabeza enrollada en una toalla para secar el pelo y no mojar la almohada. Intento dar media vuelta en la cama y dejar que la lluvia caiga a su voluntad, tapándome para no escuchar el barullo de latas rodando por la escalera. Cuando comienzan a rodar las latas por la escalera es señal de que hay lluvia fuerte y que la basura se desliza pendiente abajo, cayendo sobre los tejados y a las puertas de las barracas. Es señal también de que, probablemente, algún vecino ya está afuera, bajo la lluvia, empujando la basura... Pero no dejo la cama. Ya salí antes para ver como andaba el panorama y no tuve otra solución: me puse las botas de goma e ir a la batalla. Era una torrentera brava, con lluvia fuerte, fría y con viento. Había que hacer una limpieza razonable. Éramos cuatro hombres en nuestra área. Después de dos horas de trabajo y dos botellas de pinga para calentar motores, regresamos a casa, y aquí estoy de nuevo, intentando recuperar el sueño. Ayer mismo, conversando con el personal de la Comisión Municipal de Energía, argumentábamos con el ingeniero responsable sobre el milagro de la favela, literalmente colgada en el morro desde hace más de cuarenta años, y firme: Con instalaciones eléctricas estilo tela de araña, con cables enmarañados arrimados a los tejados de cinc, y sin provocar incendios; con puntales y estacas de madera clavados en la piedra o en la tierra, y sin caer... ¿Cómo se explica eso? No hay duda: la propia existencia de la favela es un desafío permanente. Un desafío que enfrenta y resiste las leyes naturales (electricidad, ley de la gravedad, fuerza de la lluvia y otros eventos...). Y sobre todo un desafío a las leyes de los hombres que dura más de cuarenta años: principalmente un desafío a la ley de la propiedad particular de los poderosos, que es considerada por algunos como ley tan natural como la ley de la gravedad... Y, si algún día la favela se viniera abajo, ciertamente no sería por las fuerzas de la naturaleza, sino por la presión e imposición de las leyes de los hombres apoyadas en la fuerza del más fuerte... Esa ley que determina que esto de aquí es de fulano porque él tiene un papel, papel quizás heredado de su padre o de su abuelo, que a su vez adquirió ese derecho Dios sabe por qué medios... Tenemos personas que viven aquí desde hace más de cuarenta años. Muchos están casados, con hijos ya en edad de casamiento, que se conocieron en el morro de niños, se enamoraron en el morro, se casaron en el morro, y ya están por la tercera generación aquí... La favela vive en permanente situación de “se balancea pero no cae”. Y no es por la amenaza de lluvias y vientos, ni por la inseguridad de las barracas, sino por la amenaza de las leyes y decisiones de los hombres en el poder y con el poder en la mano. Es verdad que de vez en cuando se derrumba una barraca, o la lluvia deja algunas de ellas débiles o condenadas. Pero la gente arregla la chabola de nuevo, pues no tiene a donde ir. Recientemente el gobierno viene hablando de “urbanización de las favelas”, de “construcción de viviendas para familias de baja renta”. El pueblo pronto aprende, por experiencia, a desconfiar de ese tipo de lenguaje de los hombres en el poder. Porque eso significa que están preparando el arreglo de una buena parte de las favelas allá para el fin del mundo. Ya hicieron eso anteriormente; urbanizaron o semi-urbanizaron una o dos pequeñas favelas; construyeron otras favelas de cemento allá en Santa Cruz de Serra, y aprovecharon esa cortina de humo para desfavelar en condiciones peores otras favelas situadas en terrenos más valorizados... Siempre las inmobiliarias y sus intereses por detrás de los proyectos. Actualmente parece que la crisis del mercado inmobiliario al nivel de renta alta está atrayendo los intereses para el mercado de “casa popular”. No hay duda de que, si hubiese una garantía de permanencia y estabilidad (la propiedad de la tierra) los propios favelados, que aquí nacieron y aquí crían sus hijos, invertirían con mucha mayor seguridad en la construcción de la propia casa. De hecho, la promesa de urbanización no resuelve cosa alguna si no va acompañada de una garantía de posesión de la tierra. Cuando eso no acontece, el personal prefiere invertir en bienes muebles: frigorífico, cocina, televisión, aparatos de sonido, etcétera. Si algún día viene el desahucio, esas cosas pueden ser llevadas con uno. Es una forma de vivir la dinámica de lo provisional. Dicen que el morro no es urbanizable, porque es muy escarpado, no da para construir casas con un mínimo de seguridad... no ofrece condiciones para construir con confort... Cuando se habla de “calidad de vida” es preciso tener en consideración una serie de factores que escapan a las consideraciones de los tecnócratas o de los hombres con poder de decisión: ***El personal no quiere salir de aquí, a pesar de la evidente falta de confort, de higiene... ¿Para qué? ¿Para ser trasladado allá para Antares, para Vila Paciencia o para Acari? Primero tenemos el precio del viaje de tales lugares a la ciudad, altrabajo: cuesta más de 50 a 60 cruceiros ida y vuelta. Para quien gana el salario mínimo eso es una barbaridad. Además el individuo invertiría cuatro o cinco horas al día en un autobús lleno de gente, sin asiento para todos, y viajando a pié al final en la mayor parte de las veces, por los enormes atascamientos de tráfico en la Avenida Brasil. Sumen a eso las ocho o diez horas de trabajo por día y díganme si eso es “calidad de vida”. ¿Quién lo aguanta? La persona acaba por no conocer ni a los hijos: Cuando sale a las cinco de la mañana ellos están durmiendo, y cuando él llega agotado a las diez de la noche ya están de nuevo dormidos. ¿Cómo puede tener vida de familia? También daría lugar a una reducción de la renta familiar, porque aquí, en el morro, la mujer y los hijos también consiguen algún trabajo en casa de las Madame como asistenta, o como cargador en el mercado o en cualquier otro almacén, cosa que viviendo a aquella enorme distancia no sería posible. Y por aquí tenemos escuela, hospital, farmacia, supermercado; cosas que allí no hay. Y además, ante la amenaza de traslado, mucha gente fue allá para ver esos “centros residenciales” y esas “casas populares”, y dicen que son mucho peores que la favela en todos los sentidos. El personal por allá parece que va desesperándose. Aquí la gente ya está en casa y conoce y es conocido (“yo llego a la escalera y ya respiro firme y seguro... porque estoy en casa”, me decía el señor Oswaldo). Y todavía tenemos gente que cuando piensa en devastar las favelas y en dar casa propia a los favelados, cree estar haciéndoles un gran favor... El personal por aquí tiene miedo de las “políticas urbanas” prometidas por el gobierno... ¿Y no es para tener miedo? El traslado sobrevuela permanentemente sobre el morro como una amenaza. De vez en cuando corren rumores de que “el morro va a ser asolado”. Parece que la gente vive de limosna, dependiendo de la decisión burocrática de cualquier tecnócrata bien instalado en su sala de aire acondicionado... Y como la favela mancha el bellísimo paisaje carioca, hay siempre el peligro de que decidan “resolver” ese problema social, barriendo la basura para debajo de la alfombra. El tecnócrata tiende a hablar de la favela en términos de ”estudio de mano de obra”, “costo de mano de obra”, “movilidad de mano de obra”, como si hablase de millones de productos industriales o de millones de toneladas de cualquier mineral extraído para su comercialización. Se habla en términos económicos, mezclando números y palabras complicadas para tratar los problemas de millones de personas “con objetividad”. Pocos días atrás, un famoso columnista social carioca lamentaba la atención dada por el Gobierno de Río a los problemas de las favelas cariocas. “Nosotros que pagamos impuestos somos quienes merecemos esa atención del gobierno”. “La favela no se urbaniza; la favela se asola”. Una posición que no es consecuencia de la de “inteligencia” de este señor columnista, sino que refleja los intereses de esa clase social superprivilegiada. Una clase social dispuesta, en un gesto de magnánima generosidad, hasta a contribuir al Banco de la Providencia comprando un vodka o un caviar más barato en una feria anual benéfica. ¡¡Sería tan bueno –para ellos- si se consiguiese barrer la basura para debajo de la alfombra!!
Parte 4ª - SE BALANCEA PERO NO CAE.
II – FAVELADOS Y CUCARACHAS.
“Discúlpenme los señores mi franqueza, pero de hecho es así como se acostumbra a decir: Para el Gobierno y el personal de la ciudad, el favelado es como una cucaracha o chinche o rata o cualquier otro insecto. A nadie gusta. Y si pudieran, ellos los pisarían a todos, uno por uno, porque incomodan. Pero como no pueden pisarlos a todos uno por uno, de vez en cuando sueltan insecticida por ahí o ponen veneno para ver si acaban con ellos. “Discúlpenme mi franqueza, pero es así, sí señor. Piensan que nosotros aquí somos todo marginados, malos elementos, asaltantes y ladrones. “Y entretanto, el señor ve ahí: nosotros y la gente como los señores padres de familia vivimos aquí porque no podemos pagar un piso en la ciudad, porque somos débiles y ganamos poco. “La gente gusta del morro porque es nuestra casa, y aquí están las personas que conocemos, y el morro es bueno. Pero la gente no está aquí porque quiere, sino porque tiene necesidad; porque saliendo de aquí es sólo para ir a un lugar mucho peor, lejos y sin condiciones mínimas para vivir. “Bien, los gobernantes no ponen insecticida aquí en el morro, pero hacen más o menos eso. Quieren cortar la poca luz que tenemos, no nos facilitan el agua, no ayudan en la urbanización ni en la limpieza... Y en todo lo que compramos pagamos impuestos como cualquier otro... Y además queda siempre ese tema de amenazar con devastar el morro para echar a la gente fuera, para ver si pueden hacer aquí casas de lujo para los ricos. Y nosotros estamos aquí desde hace más de cuarenta años. “Y como yo digo: de la escalera para arriba es como si fuese un país extranjero: ellos llegan con helicópteros y ametralladoras y van disparando, empujando y prendiendo a las personas como si todos fuésemos “enemigos”. Era la introducción en una reunión con algunos ingenieros que venían para ofrecer su colaboración. Y yo no vi ni exageración ni dramatización. Él sólo estaba constatando hechos y realidades. La actual estructura social lleva al hombre de campo a la ciudad, porque ésta necesita mano de obra barata y fácilmente substituible; no es preciso tener muchos cuidados con élla. ¡Es fácil substituirla sin necesidad de reducir los beneficios!
Parte 4ª - SE BALANCEA PERO NO CAE. III – LA FUNDACION LEON XIII.
Hoy fui con otros hombres del morro para tratar el tema de las elecciones para la nueva Directiva de la Asociación en la Fundación León XIII. Estuvimos esperando más de media hora en la puerta del despacho, mientras dos Asistentes Sociales charlaban sobre sus cosas particulares (a fin de cuentas los hombres que esperaban eran todos favelados, sin chaqueta ni corbata). Después, una de ellas mostró interés por nosotros y fue a llamar a otra señora, la jefe, para atendernos en una sala con aire acondicionado. Muy amable, muy paternalista, como si estuviese hablando para retrasados mentales, fue presentando todo el proceso burocrático que habría de seguirse para hacer las elecciones de acuerdo con su parecer. Primero presentar un requerimiento, después un documento con los nombres de los responsables para la Comisión electoral del morro. Luego, unos quince días después, la Fundación nombraría una representante para formar parte de la comisión. Después el proceso pasaría a Prefactura para designar otro representante de la Comunidad, y de ahí a quince día o un mes, el proceso iría a la Federación de Favelas (FAFERJ) para nombramiento de otro miembro de la mesa electoral. Luego todo el proceso volvería a la Fundación León XIII para la emisión de una orden determinando fecha, hora y local de las elecciones. Y entonces, tras la publicación de tal orden, la elección podría ser realizada. Todo eso hablando así, de arriba hacia abajo, diciendo “ustedes saben cómo es... esto es cosa seria... nosotros que tenemos experiencia...” Fui poniéndome furioso con todo aquello. ¿Qué piensa este personal? Necesitan justificar su propia existencia y sus salarios a base de instancias, sellos y burocracias, para encaminar los procesos a los “canales competentes” como señal de eficiencia profesional. Acabé juntando toda la paciencia posible y hablé más o menos lo siguiente: “Entonces quiere usted decir que para hacer las elecciones de acuerdo con las exigencias de León XIII nosotros vamos a tener que pasar unos tres meses corriendo por despachos y burocracias. Ocurre que en el morro se está divulgando en cartas circulares y asambleas que las elecciones serán realizadas el día 18 de febrero. ¿Cómo y qué vamos a hacer? Si tanta gestión fuese imprescindible, valdría. Pero ahora dígame la señora qué ventaja llevaríamos nosotros con todo eso. ¿Qué es lo que León XIII ofrece a cambio de toda esa burocracia y de todo ese dolor de cabeza?” “Porque, a fin de cuentas, aquí todos somos hombres que trabajan, y no estamos en condiciones de andar corriendo tras sus papeles. “Además, en cuanto yo sé, la Fundación León XIII fue creada para ayudar y favorecer a las favelas y a los favelados. Pero en la práctica la Fundación sólo ayuda a hacer las devastaciones. Quiero decir que en lugar de colocarse al lado de la favela y de los favelados, se coloca al lado de las Compañías Inmobiliarias, al lado del poder y al lado del desalojo. “¿Será que toda esa burocracia está hecha para favorecer el desalojo y para hacer imposible la Asociación de Moradores porque ésta iría a defender a los favelados? ¿No será una forma de controlar las Asociaciones de Moradores?” Bien, fue más o menos así. Y luego fui descendiendo a ejemplos concretos, como el de Vidigal, o a aquella favela de Humaitá, o de la propia Santa Marta, de donde fueron desalojados hace poco tiempo los habitantes de quince barracas. En todos esos casos la León XIII se posicionó con toda eficiencia al lado del desalojo. Naturalmente, todo lo dicho no agradó a la mujer. Tragó saliva e intentó defenderse... Hasta ese momento ella no sabía que yo era Padre. Entonces lo percibió y quedó más desorientada. De hecho, es una vergüenza. La Fundación León XIII, que ha sido creada para estar al lado de los favelados, pasó a ser un agente del desfavelamiento, del desalojo y del control de las favelas, siempre al servicio del capital y de los intereses inmobiliarios. Al servicio del que tiene dinero. Cambió de bando, si es que alguna vez estuvo en el bando de los pobres... En la sala de aire acondicionado había enormes fotografías de varias favelas ya removidas... como si fuesen trofeos: la gran realización de la Fundación... Una organización para barrer la basura escondiéndola bajo la alfombra; para hacer creer que está prestando un gran servicio al favelado, dándole casa propia...; para quitar la mancha que destruye la belleza de la ciudad maravillosa, empaquetando al personal allá para Paciencia, Santa Cruz, Antares... Allá lejos desaparece el problema... el problema no se ve y por tanto no existe. Surge para mi aquí una cuestión respecto a la función y el papel profesional de la Asistencia Social en la estructura vigente. Una profesión que debería ser definida en términos de óptica y posicionamiento social es deformado, cooptado muchas veces por el sistema, e instrumentalizado al servicio de quien tiene el poder y el dinero y paga los salarios de los profesionales. En una empresa, por ejemplo, el Asistente Social tiene normalmente el papel estructural, empresarial, de aliviar superficialmente los problemas de los individuos, pero en el fondo desempeña la función de mantener al operario quieto y agradecido en el sistema de explotación... Me parece que ya hay una corriente de reacción contra ese estado de cosas entre los propios profesionales del área, iniciando un proceso de autocrítica y revisión del papel que realmente desempeñan y del papel que deberían desempeñar. Tal vez el problema sea similar al que se dio y se sigue dando muchas veces, lo reconozco, en la Iglesia. Por un proceso de asimilación y absorción somos instrumentalizados fácilmente al servicio del poder y de la riqueza, hasta con la mejor de las voluntades... En el fondo, no deja de ser una cuestión de óptica o punto de vista de lo que la gente ve y vive en realidad; una cuestión de opción fundamental consciente. Naturalmente los riesgos y consecuencias de este tipo de opción son patentes y presentes... pero deben ser asumidos.
Parte 4ª - SE BALANCEA PERO NO CAE. IV- CANDIDATOS POPULARES VERSUS CANDIDATOS POPULISTAS.
El “Jornal do Brasil” comentaba algunos días atrás los resultados de algunas encuestas sobre las elecciones de noviembre. Los llamados Candidatos Populares –que propugnan una oposición “auténtica” y hablan del partido de los trabajadores, de libertades sindicales, de amnistía amplia, general... etc. etc.— no obtienen la mayoría de sus votos en los medios populares (Zona Norte, Baixada Fluminense, Caixas, favelas), sino en la Zona Sur de Rio, en áreas de clase media y alta, de intelectualidad universitaria... En los medios populares quien lleva la mayoría de los votos son los candidatos “populistas”: llenos de oposición de fantasía, oportunistas que prometen soluciones y luchas para resolver los problemas concretos, un socavón en la calle, una instalación de luz, el precio de la carne, el salario bajo y los precios altos, etc. Los Miro y Aloisios Teixeira, apoyados por los periódicos de cinco cruceiros El Día y La Noticia (por cinco cruceiros usted compra el mismo número de páginas, con noticias más interesantes y mayor número de anuncios de oferta de empleo...) El morro está en la Zona Sur de Río, pero ciertamente no contribuye mucho para la elección de “candidatos populares”. Quien lleva la mayoría de los votos por aquí es gente como Sandra Salin, Miro Teixeira, Aloisio Teixeira, Aparício Marinho... Por otra parte, los candidatos “populares” no dan la cara por aquí; prefieren la participación en debates intelectuales y comicios universitarios. En cuanto a eso, Aparício Marinho sube el morro hasta el pico, cumplimentando a todo el mundo acompañado por Tatáo; paga la madera para la construcción del local de la escuela de samba, y como médico ginecólogo que es, atiende partos de las mujeres del morro... Tiene sus agentes electorales aquí mismo, en los padres de las criaturas que ayuda a nacer. Leite de Castro participó en varias reuniones de la Directiva de la Escuela de Samba. Sandra Salim asistió a una reunión para escuchar los problemas del morro... y después escribió en una de sus columnas en El Día comentando lo que oyó y pidiendo soluciones. En resumen, el personal ve la cara del candidato, aprieta su mano, oye su propuesta. Y eso queda ahí: queda al menos la ilusión de que usted conoce a la persona, la ilusión de que después de elegido va a ser fácil llegar a conseguir lo que se precisa; queda la impresión de que él es amigo de los pobres, amigo de los trabajadores, o al menos una persona que no huye del olor de la favela. Y además, quedan aquí sus “agentes electorales”, sus contactos a través del atendimiento de intereses de uno u otro favelado... Ellos mantienen el contacto oportunista durante el año y el contacto frecuente a través de El Día y La Noticia. Y además, se presentan como oposición, pero no oposición en términos de ideas, abstracciones, sistemas y palabras difíciles; sino oposición en términos bien concretos: de reclamación porque el arroz y las judías están caros y el salario no alcanza, y porque situación está difícil, y plantean la falta de escuelas y la falta de medios de lucha contra enfermedad. Algunas observaciones. Primero, los llamados o autodefinidos como “candidatos populares” no son “populares” ni cosa similar en forma alguna. Se definen como tales porque defienden una serie de ideas que deberían ser de interés de las clases populares. Pero defienden eso desde fuera, en teoría y con términos teóricos, en una propuesta política globalizante que no dice mucho al pueblo. Los candidatos autodefinidos como “populares” hablan un lenguaje universitario, académico, ideológico (clases sociales, sistema político, represión, amnistía, democracia, etc.) que pasa sobre la cabeza del pueblo. Los candidatos autodefinidos como “populares” tienen sus agentes electorales en medios universitarios de los cuales ellos proceden y donde se habla su mismo lenguaje. Y cuando los universitarios van al encuentro del pueblo, llegan como visitantes, hijos de papá metidos a políticos; como extraños en el nido, hablando difícil y pidiendo votos... Y son gentes de fuera pidiendo que usted vote para que ellos cambie las estructuras sociales... Los candidatos “populares” colocan en primer plano las reivindicaciones que interesan más directamente a la clase media (amnistía, con sus retumbantes adjetivos: “amplia, general, definitiva”; libertades democráticas; participación, etc....) Ahí va un ejemplo bien concreto: Hicimos una experiencia en Belo Horizonte. Preguntamos a un portero de un Colegio: ¿El señor conoce la amnistía? Respuesta: “No conozco al señor. Que yo sepa la Amnistía no trabaja aquí. Y si trabaja, es nueva... debe haber entrado en estos días que yo estuve de fiesta...” Los candidatos populares tienen su terreno minado por los candidatos “populistas” de oposición de fantasía, que son mucho más prácticos, que tienen más experiencia y que mantienen contacto con la base del pueblo. Los candidatos “populares” precisan poner los pies en el suelo, andar a pie, buscar el contacto real. La favela ya fue descubierta por los candidatos “populistas” hace mucho tiempo como fuente de votos. Cuando va a ser abierta una cañería o una pasarela, llueven candidatos “populistas”, diputados, concejales o aspirantes a políticos para asumir el mérito. Esto no quiere decir que los votos estén garantizados para ellos de manera permanente. Hay evidentes contradicciones en sus posicionamientos que el pueblo ya descubrió y que manifiesta de manera clara en una actitud de decepción generalizada con respecto a los políticos y a sus promesas: “Sólo aparecen aquí en época de elecciones”; “Piensan que la gente es tonta, que no sabe que él quiere asegurar su propio dinero”; “Nosotros le votamos, pero después él no mira para aquí. No quiere saber del problema de la gente”. La mudanza real y efectiva en el mundo de la política pasa, a mi modo de entender, por el proceso de organización del pueblo en los niveles más variados, desde el mundo del trabajo y de la comunidad, las organizaciones de barrio, grupos de discusión, etc. Sin eso, las propuestas de los candidatos populares continuarán sonando a propuestas académicas, distantes y de políticos teóricos. Y la promesa concreta, el apretón de manos o la solución del candidato populista, continuarán llevando los votos.
Parte 4ª - SE BALANCEA PERO NO CAE. V - MARGINADOS.
Usamos con frecuencia este término para referirnos a personas que “están al margen de la sociedad”, personas que “no forman parte de la estructura socio-económica”. Algún tiempo atrás, una profesora de sociología me llamó la atención sobre un aspecto de esta cuestión que yo no había percibido y que parece tener fundamento: Ese término no es preciso. Ese personal no está al margen de la sociedad. Está, eso si, al margen de los beneficios de la sociedad. Pero no está al margen del proceso económico. Al contrario: está más bien en el centro de él; forma parte integrante y esencial del mismo. Son ellos los que construyen la sociedad, construyen palacios, edificios residenciales, monumentos; hacen funcionar la economía. Participan produciendo, construyendo... sólo que para los otros. La sociedad industrial, la sociedad urbana necesita de ellos. Necesita de los obreros de la construcción, de las empleadas domésticas, de los cobradores de autobús, de los basureros... Mano de obra barata que consume sus energías a bajo precio y sin condiciones de reponer esa energía, sin condiciones de reivindicar. Y la favela mantiene esa mano de obra barata, esa energía necesaria y barata accesible, a bajo costo y cercana. Por eso, el hablar de “marginados” refiriéndose a los moradores de las favelas de las periferias, no tiene mucho sentido. El sistema económico vive en torno a ellos, los usa en sus engranajes como piezas de producción en una enorme máquina; piezas que son fácilmente descartables y substituibles por otras del mismo tipo, porque el mercado de oferta en este caso es grande. Los mecanismo de “nuestro” desenvolvimiento se encargarán de abastecer este mercado con piezas de repuesto de este tipo a bajo precio. Cuando se habla de nuestro “occidente cristiano”, del sistema de libre iniciativa que respeta la persona humana y la “libertad”; cuando se habla de “derechos humanos” dentro de determinados contextos... yo no puedo dejar de ver una buena dosis de falsedad e hipocresía.
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