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 Padre Ramón Cue, S. J., poeta llanisco-mexicano.

 

Véase su genealogía en Cue_g

 

1º.- Recuerdos del Padre Cue,  por Lucia Cue Mier (Puebla, México). 

 

El Pater “tenía un museo en su casa con Cristos traídos de todo el mundo, además de muchísimas medallas de la Virgen, pues su lema era "Acuerdate Madre de las veces que he hablado de ti".

En una presentación de las Reinas Españolas en el imponente Teatro de los Insurgentes de la ciudad de México, con el teatro totalmente lleno y por supuesto en gran silencio, nuestro padrecito dice: "... y aquí a la derecha Blanca de Navarra... ";  y resulta que dicha señora estaba a su izquierda. Comentándolo al terminar la función, se moría de risa y pícaramente dijo: lo hice para que el público la situara. Después, cuando hacíamos viajes en la carretera, me decía: ¿para donde es la curva, a la derecha o a la izquierda?

 

LA CASA DEL PADRE RAMON. - Al llegar a Poo desde Llanes, el primer letrero nos indica la playa, muy hermosa por cierto cobijada por los acantilados y las leyendas como la de la Isla; más adelante del letrero vemos las casas de los indianos; esto le da un toque nostálgico y elegante; y por supuesto la escuela, ¿cuántos niños han pasado por ella? Construida en 1778. Vamos a seguir hasta antes de la curva justo donde todas las sintonías de la radio desaparecen por efecto mágico y esto es el comienzo del encantamiento. Tomamos la callejuela de la derecha que nos conduce a la casa del Padre Ramón; es una casita pequeñita como hay tantas en los pueblos asturianos, con su galería en la cual distingo a la tía Oliva sentada viendo pasar el tiempo, tocamos el timbre y aparece él, cariñoso y tierno como siempre; mis hijos, niños curiosos, no pierden detalle; la salita tapizada en rojo irradia una armonía especial; baja la tía María, anunciándola el rechinido de los escalones de madera. Aparece también la prima Áurea, siempre solicita y cariñosa.   

 

Empieza la charla y la contemplación del lugar; casullas rebordadas son el fondo de los Cristos de todo el mundo, hasta de la Lagunilla de Mexico, ¿cómo faltar éllos?, y, sobresaliendo, el Cristo Roto. Les enseña a mis hijos un libro de cuentos que ya tenía preparado para éllos; la tía Maria pregunta por los familiares a Tomás, mi esposo, mientras nos enseña las nuevas medallas de Vírgenes remotas y de repente se sueltan a volar todos los ángeles que están colocados por las paredes; casi nos rozan con sus alas volviendo otra vez a su lugar, la Virgen, esa Virgen de la que él ha hablado tanto diciendole "Acuerdate Madre de las veces que he hablado de ti", sonríe benévola como diciendo: "Mira, Ramón, la que has armado".

Versos compuestos por el Padre Cue, dedicados a la hija de Lucía Cue Mier, en el día de su Primera Comunión (Cueva de Covadonga, 17 de Agosto de 1980):

Si siempre luce la Cueva,

desde hoy más y más lucía,

pues la Santina tenía

hoy una lámpara nueva,

que el espejo del Auseva

duplicaba y repetía.  

Luz no en pasado "Lucía" 

luz presente, que a porfía

hoy y mañana destella. 

Luz de sol y luz de estrella.

¡Cómo crece y se extravía¡

tu luz niña y luz doncella

que tú estrenas cada día.

Luz en perpetua querella,

luz que te envuelve y te sella,

luz y luz, más luz, Lucía. 

 

En San Luis Potosí, a donde se fueron a vivir su madre viuda,  su tía Oliva y él, entró a un colegio y en cierta ocasión vio que en su recorrido al mismo había una gran residencia con jardines en la cual vivía una hermosísima niña llamada Maria Paz; esta niña tendría siete años más o menos, igual que él, y al verla le gustó tanto que decidió juntar unos cuantos centavos de algún regalo que le hicieran, y en cuanto tuvo la cantidad necesaria fue a comprar un ramito de violetas y con toda la pena del mundo le dijo a uno de los jardineros de la residencia: "Por favor déle esto a Maria Paz", y echó a correr como desesperado hasta su casa. Nunca supo si las flores llegaron a su destino. Esto fue tema de una charla, entre otras anécdotas, en el Club España de México en 1955. 

 

Yo lo conocí en 1955 durante su primer viaje a México. Una de las razones de este viaje fue el venir por los restos de su padre, enterrado en Acatlatan de Osorio, Puebla; restos que incineraron y él llevó a España. Este viaje coincidió con mis quince años, fiesta que se celebra para dar gracias a Dios por este hecho;  él dijo la Misa y fue muy hermosa la plática, pues el día anterior habíamos estado en la ceremonia de la Bendición de las Rosas Guadalupanas en la antigua Basílica de Ntra Sra. de Guadalupe, y refiriéndose a mi dijo que era la última rosa de la Virgen. Durante su estancia en México recorrió varias ciudades dando conferencias y pláticas con gran éxito. Recuerdo cuando llenó el Teatro de los Insurgentes, con el desfile de las reinas españolas. Ya entonces solíamos ir a los anticuarios y rastros a buscar medallas y ángeles para su colección.

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Datos biográficos ofrecidos por la Compañía de Jesús

 

RAMON CUÉ ROMANO, S.J.   1914 - 2001

 

Una familia de emigrantes asturianos, ya entrado el siglo XX,  reside en la ciudad mexicana de Puebla de los Angeles. Entonces esta tradicional y evocadora ciudad pasó a denominarse   Puebla de Zaragoza. La razón del  cambio oficial de nombre fue para honrar la  memoria del joven General Ignacio Zaragoza que el 5 de Mayo de 1861 desbarató  una  intervención bélica  francesa que amenazó la ciudad..

 

Puebla de Zaragoza, la antigua y tradicional Puebla de los Angeles, era la tercera gran ciudad de México. Competía en  industria con Guadalajara. No fue casual que los miembros de la familia  emigrante Asturiana fueran a Puebla en busca del porvenir. El último  joven emigrante de la intrépida familia asturiana  se dedicó al comercio. Su novia había quedado en Póo de Llanes en el Principado de Asturias de donde era natural todo el grupo.

En cuanto  empezó a   irle bien en su negocio concertó con su novia lo que entonces era lo más normal entre emigrantes: casarse ella por poder en Póo.

 

Lo cuenta el P.Cué, por supuesto, solo de  oírselo a su madre una vez  ya capaz de recordar en  su infancia: "...Mi padre era el más pequeño de los hijos y en México le esperaban todos los hermanos. Desde México se casó con mi madre por poder. Al día siguiente de la boda, ella se embarcó en Santander. En Veracruz la esperaba mi padre con el sacerdote en el altar. Del barco se fueron a la Misa de velaciones".

 

El primer hijo que Dios les dio fue una niña. De ella el P.Cué dejó escrito: "Amalia. Nombre de reina. Así se llamaba mi hermana, y así llaman hoy en el cielo a un angel que voló de la tierra a los tres meses. Nació antes que yo para la tierra y también antes que yo para el cielo. Fue la primera rosa de nuestra casa.. Y si aquel angel había de nacer en la tierra, qué bien escogió el sitio, en Puebla de los Angeles... Tres meses vivió en nuestra casa, pero su estela ha sido tan honda y tan perenne, como si hubiera vivido muchos años".

 

 No a mucho tardar, aquel vacío en el matrimonio lo viene a llenar otro hijo, ahora un varón. Vé la luz de este mundo el día 21 de abril de 1914, a las 3.30 de la tarde en el domicilio de la familia del joven matrimonio  instalado en el nº 18 de la calle  Cosme Furlong.  Fue bautizado en la Basílica de los Angeles de Puebla el 11 de junio del mismo año con  nombre Ramón, como su padre.

En el Registro Civil de la República de México  en la ciudad, ya oficialmente  Puebla de Zaragoza, existe un documento de 1916 que  firma ante el juez la madre del  niño Ramón, felizmente vivo, y ya con dos años. El documento lo que acredita es que ha quedado huérfano de padre y ella  viuda por la muerte temprana de su marido. Con ella firman dos ciudadanos también oriundos de Asturias.

El recuerdo a su padre en tono agridulce lo comienza en "Mi primera Misa" así: "Sin saborear las mieles -  del primer hijo, mi padre - se marchó una noche al cielo  -  sin volver más a besarme." Y  concluye: "Al bajar del altar iré cantando - un "Te Deum" filial. - Desde el cielo mi padre irá alternando - los versos de este cántico triunfal". 

(En la antigua Liturgia de la Misa, el Sacerdote después de finalizarla  tenía que abandonar el Altar recitando en audible voz el "Te Deum"  que finalizaba ya en la Sacristía mientras  dejaba sus ornamentos).

 

Algún tiempo después  del fallecimiento de su esposo,  la madre  viuda  se traslada con su hijo Ramón a vivir a San Luis de Potosí. En esta ciudad creció y recibió el Sacramento de la Confirmación  el 29 de Agosto de 1921 de manos de  Mons. Manuel Fulcheri, Obispo de Cuernavaca.

 

Allí tuvo  un maestro privado y pasó a estudiar a la Escuela Pública de San Luis de Potosí  hasta  que  cumplió los  12 años. Es entonces -1926- cuando su madre decide regresar con él a España para vivir con su familia de Póo.

 

En España,  ese mismo año comienza sus  estudios en el Colegio de la Compañía en Carrión de los Condes. Siente orientación vocacional jesuítica, por su parte ya decidida. Su vocación  iniciada oficialmente en 1926 siguió fraguando sin interrupción a lo largo de los 4 años de  Estudios en el Colegio de Carrión de los Condes que  culminará con  calificación de "meritíssimus".

 

Es ya Junio de 1930. Ramón, terminados sus estudios,  pide oficialmente su admisión en el Noviciado de Salamanca. Es el Provincial de León el P.Tomás Fernández, Maestro de Novicios el P.Rafael Garrido y Rector del Noviciado de Salamanca el P.Ignacio Francia. Han de dar respuesta a la solicitud  del joven Ramón Cué Romano en la que dice estar indiferente para trabajar en cualquiera de  los ministerios de la Compañía. Su salud es buena y ni él ni  su familia han tenido enfermedades apreciables. Lo principal que  sí tienen que estudiar, al parecer con preocupación, es si pudiera ser un impedimento para su admisión a la Compañía al tener que tomar en consideración el hecho familiar importante: Ramón es el hijo único de madre viuda. Pero el joven aspirante  aduce testimonios:  su madre no le necesita para subsistir y  ella no pone obstáculo alguno a su deseo de ser Jesuita.

 

Resuelta positivamente su solicitud, el 14 de Julio de aquel año 1930 Ramón ingresa feliz en el Noviciado de la Compañía en Salamanca. Tiene ya 16 años.

 

 Aunque sea anticipar la cronología, ya se puede hacer una simple constatación histórica. Llegará con el correr del tiempo un año importante:  1944.  Habrán pasado 14 años. Es también  Julio y víspera de San Ignacio. Habrá llegado para Ramón el día por él soñado de su Ordenación Sacerdotal. Un famoso poema a su madre "Con Lino Blanco de Bodas" - rúbrica familiar  que se hará muy popular por relacionar  tan bellamente  a su madre con su Ordenación Sacerdotal y Primera Misa-, dejará  resaltado para la historia  no solo la veracidad de aquella temprana renuncia de su madre a la ayuda que pudiera prestarle él en su viudez, sino que, poética y religiosamente, la va a declarar a élla vinculada   ya de por vida  al  apostolado sacerdotal de aquel hijo único.  Ramón, gracias a la desprendida bendición de una madre que se sintió más cristiana que viuda, el 21 de Septiembre de 1930, pudo por ello iniciar su andadura ignaciana. Y no lo olvidará.

 

Alternativa obligada temprana

 

Claro que  Ramón entra  en el Noviciado. Pero no sin riesgos, comenzando por un temprano y duro exilio  -más de cuatro años en Bélgica-  impuesto a los Jesuitas por la II República Española. Pero,  en su caso, tras una opción   libre y personalmente tomada por él. Ramón todavía no ha terminado su Noviciado y falta medio año para decidir su verdadero compromiso con la Compañía de Jesús emitiendo oficialmente sus Votos que le vincularán a una “Orden Religiosa con obediencia a un poder extranjero".

Tras el fulminante Decreto de Disolución de la Compañía, que sólo daba diez días de plazo, los Novicios habían de tomar su decisión: o abandonar el Noviciado, o abandonar España. Ni Ramón Cué ni ningún compañero Novicio parecieron dudarlo: el día 31 de enero  de 1932 salen Ramón Cué y sus compañeros Novicios con toda la Comunidad de Salamanca (219 Jesuitas) camino de la diáspora. La primera "gran prueba" -no prevista por S.Ignacio-, todos la habían superado. Después podrán sobrevenirle a Ramón otros  riesgos diversos  a  lo largo de  casi  71 años de vida Jesuítica. Los irá superando con la ayuda de Dios hasta su perseverancia final en la Compañía.

  

En el destierro.

 

Los novicios se dirigen a Marquain (Bélgica). Después de muchas dificultades, e1 9 de abril se acomodaron malamente en uno de los anejos de la casa, tirando unos colchones en el suelo. A1 darse cuenta de la situación, los Jesuitas del Colegio de Saint Michele de Bruselas, les ofrecieron una parte del Colegio y  por no ser espacio suficiente lo arreglaron con que los novicios fuesen al Noviciado de Florennes que los PP. franceses tenían en Bélgica. Allí se trasladaron los novicios escolares donde permanecieron hasta mediados de abril  cuando  se instalaron definitivamente en Marquain.

 

La vida de Cué en Marquáin era más o menos como la del Noviciado de Salamanca, pero un poco venida a menos; "la pobreza, y a veces la escasez se advertía en todos los detalles. Las palanganas tuvieron que hacer de fuentes en la mesa; las sillas tenían que ser trasladas por su dueño de un lado a otro, para muchos la luz era cenital, para todos el espacio estaba reducido a la mínima expresión". Los novicios iban a los Hospitales de Tournai y Lille a ejercitar la humildad y la caridad. Terminado el Noviciado, Ramón mantuvo su decisión de incorporarse con votos a la Compañía de Jesús. Hizo sus Votos del Bienio (o Primeros Votos) el día 16 de Julio de 1932.

 

Estudiante Jesuita

 

Comenzó el Juniorado en el mismo Marquáin, donde realizó los tres Cursos de Humanidades Clásicas: de 1932 a 1935.

De 1935 a 1938 pasó a estudiar Filosofía a Marneffe (Bélgica) en la Facultad de la Provincia de Castilla. Al finalizar los  tres Cursos para la Licenciatura en Filosofía en Julio de 1938 obtiene  el título de Licenciado. También recibió  las tradicionales Ordenes Menores allí mismo en Marneffe el 14 de julio de 1938 de manos de Mons. Luis Kerlshol.

 

Ya desde el 18 de julio de 1936, se había agudizado en los desterrados el deseo de volver a España. ¡Con qué afán se captaban las noticias de la radio, -casi siempre adversas-, esperando de un momento a otro la nueva de que la bandera roja y gualda ondeaba en toda España!. Se vió luego que la lucha iba a ser larga. La oración mitigaba el dolor del destierro.

   

De nuevo en España.

 

Después de publicado en Mayo de 1938 por el Gobierno el Decreto de Restitución a la Compañía de sus bienes y de la Reposición de todos sus antiguos derechos, pudo comenzar el H.Ramón Cué su  Magisterio en el Colegio de San José de Valladolid durante el curso escolar 1938-39, como profesor de Literatura en 4° y 5° curso y tuvo el cargo de Subprefecto de Disciplina de la Segunda División.

 

El segundo año 1939-40, continuó su Magisterio  en el Colegio Sagrado Corazón de Barcelona, entonces de la Provincia de Aragón, como profesor de Religión en 3° y de Lengua y Literatura Española en 3° y 4°.

 

El tercer año de Magisterio, 1940-41 lo realizó en el Seminario Menor Pontificio de Comillas (Santander) siendo profesor de Elocuencia y Griego en 5° y 6°, de Historia Universal en 3º y de Geografía en 1º. También ejerció de Subprefecto de Disciplina.

 

Terminado el Magisterio, estudió los 4 Cursos de Teología en la Universidad Pontificia de Comillas, de 1941 a 1945  finalizando así sus Estudios Jesuíticos y obtiene el título de Licenciado en Teología.

 

Comillas, curso 1944-45

 

Un incipiente Seminarista de entonces, hoy veterano y relevante Jesuita, con motivo del fallecimiento del P.Cué recordó con cariño una anécdota sencilla pero simpática que le quedó a él grabada en su propio ser sacerdotal.

 

"Fue -escribe- con motivo de una ACADEMIA. El P. Cué compuso unos versos que yo recité ante la imagen del Sagrado Corazón que había en el Salón de Actos de la Universidad. El mismo me la ensayó:

 

Maestro bueno, en tu clase  - ¿de qué cosa das lección?

De una sola, norma y base; - Toda cabe en esta frase: - "Yo enseño mi corazón".

 

Primera Misa:

 

E1 30 de julio de 1944 es ordenado sacerdote por Mons. Balbino Santos. Copiamos un párrafo que dejó él testimoniado en "Mi Primera Misa":

 

"Fue una mañana única de mi ordenación. El Obispo me acaba de hacer sacerdote. Todo yo, cuerpo y alma, no era más que un temblor de emoción. Sentía todo mi ser -sin peso ni carga-, como ungido y bañado en el óleo lubrificante de la unción. En las manos, sobre todo, recién consagradas, sentía una sensación de tacto tan espiritual, como si no tocaran materia".

 

Final de la formación Jesuítica

 

El curso 1945-46 destinan al P.Cué a hacer la Tercera Probación en Salamanca, juntamente con otros 28 sacerdotes de diversas Provincias, siendo Instructor el gran jesuita Asturiano, P. Enrique Carvajal. Es el colofón  de la preparación para el Apostolado de todo Jesuita.

 

Estudios Civiles

 

Los años 1946 a 1948 estudia Historia de América en la Universidad civil de Sevilla con domicilio en la Residencia de Jesús del Gran Poder.

Es en estos años donde 'descubre' la Sevilla de las Procesiones. Ciertamente no fue un hecho fortuito porque, por su cultura y la sensibilidad de su alma cristiana, poética y artística, sin duda fue pronto consciente de vivir en una ciudad fascinante que entró muy dentro en su alma. Pero su respuesta al reto de profundizar en aquella psicología religioso-cultural única que se revelaba en sus mundialmente famosas Procesiones, tampoco fue solo  producto de  decisión personal.

 

Felizmente, para disipar cualquier duda, lo testimonia su  dedicatoria "ENVIO" en "Cómo llora Sevilla..." Es diáfano en confesarlo: "lo que para los que no somos sevillanos es difícil comprender en toda su profundidad cómo llora Sevilla" pero modestamente, añade "creo que algo he entendido" y afirma: "Dios dispuso que ... me ayudárais vosotros, los cinco, para llevarme de la mano y enseñarme a comprender el llanto de Sevilla. Habéis sido mis catedráticos de sevillanismo. Vosotros que sois discípulos conmigo en las aulas universitarias". Es a Carlos, Joaquín, Juanito, Julio y Manolo de quienes confiesa: "La juventud me enseñó a entender a Sevilla. La juventud precisamente, que dicen sabe poco de llanto".

Así literalmente lo había dejado impreso desde la primera edición de su famoso libro.  Lo comentaba con profunda satisfacción en sus últimos tiempos en Santiago, recuperado del grave trauma que ya anunciara el declive, pero ántes de su último destino a Salamanca. Quienes le escucharon describir lo que ya dejara escrito  reiterarlo,  si cabe,  con mayor viveza y convicción,  no podrán olvidar aquel énfasis para describir a sus "catedráticos de sevillanismo"

 

El curso 1948-49 finaliza sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y reside en la calle de Maldonado.

 

VIDA APOSTÓLICA

 

Concluida su formación espiritual y científica comienza su ministerio:

 

Salamanca 1949-1952

Profesor de Literatura Española e Historia del Arte y Oratoria en el Juniorado de Salamanca durante Tres Cursos (49-52). Además de Profesor de Jóvenes Jesuitas, comienza lo que será su trabajo distinguido, como escritor.

 

Santander: 1952-1956

 

Cuatro Cursos (52-56) en la Residencia Jesuítica de Santander.

El primero y segundo año figura en el Catálogo de la Compañía  como Conferenciante y Escritor.

El curso 1954-55 el Catálogo añade a lo anterior: Operario y “explica el Evangelio en el Templo”. Lo que se repite en el último Curso 1955-56.Viaja por primera vez a su México natal siendo ya Jesuita.

 

Santiago de Compostela: 1956-1998

 

A partir de 1956 y durante 42 años (56-98) residirá en la Residencia en Santiago de Compostela, donde además de Conferenciante y Escritor está también como Confesor y Predicador en la Iglesia. Es también Presidente del Círculo de Formación de las Congregaciones Marianas y otras actividades apostólicas. Lo importante es que ya pronto hará de esa Residencia su 'campamento base'. Desde aquí partirá en todas direcciones, además de a las diversas regiones de España, también  a Europa, América, Tierra Santa ¿y Egipto?. En este largo período desarrollará todo su potencial de conferenciante, predicador, poeta y escritor.

 

Sin duda que esas continuas ausencias y a veces largos viajes permitieron  a un “P.Cué universal” no solo hacer partícipes de su apostolado en Novenas, Conferencias y Congresos a miles de fieles de las numerosas ciudades de España  en las que tuvo sus actuaciones, sino también de otras no pocas de naciones de habla hispánica, incluído ¡cómo no!, su natal y tan querido México.

 

Y en esos escenarios  tan diversos viviendo entre el pueblo creyente y variado en sus ricas  culturas se fueron enriqueciendo también  sus potencialidades apostólicas. Uno de sus últimos proyectos fue el de su viaje a Egipto. El objetivo de ese viaje era fundamentalmente el de “seguir las huellas” de la Sagrada Familia en sus días de destierro durante el reinado de Herodes y tras la muerte de los inocentes. Este viaje le permitiría no solo conectar con la fabulosa cultura egipcia sino revivir, dos mil años después, la huida y el regreso de Jesús con sus padres hasta asentarse en Nazareth.

 

Desde luego, ni el escenario a recorrer lo tenía el P.Cué en situación normal ni él pasaba por sus mejores momentos. Por tanto, tampoco pudo realizar el complemento de ese proyecto que era el de escribir y publicar un libro sobre ese viaje y su tema de fondo: la Sagrada Familia.

 

El legado del P. Cué a Compostela

 

Con un destino apostólico como el suyo, con la exigencia de un dinamismo predominantemente centrífugo, tal vez, no le fue posible al P. Cué manifestar su afectividad poética y de hombre creyente a sus hermanos de comunidad. Más bien mantuvo cierta distancia y natural autonomía que no facilitó siempre una vida comunitaria flúida. Tanto más, cuanto que los ritmos trabajo/descanso que su temperamento creativo y artístico le pedían no eran fácilmente integrables en el ritmo de una Comunidad apostólica activa y relativamente numerosa.

Hay que reconocer, sin embargo que  el P.Cué dejó influjo decisivo en diversas áreas del apostolado y la cultura religiosa y desde su llegada a Compostela fue colaborador eficaz y generoso en el cultivo  apostólico y el impacto de la Compañía y sus Obras en Compostela.

Dirige y colabora con afán en Peregrinaciones y participación en Congresos, como el Eucarístico Internacional de Munich, de  grupos de las Congregaciones Marianas Compostelanas. La cultura, historia, religión  y arte  que en las visitas compartía con el grupo  sus propios conocimientos y vivencias, eran un privilegio añadido.

También su sensibilidad en  Arte Sacro y  Liturgia contribuyó a la puesta a punto y recolocación del nuevo altar exento, acorde con la Reforma Litúrgica del Vaticano II, en la iglesia de San Agustín de los Jesuitas Compostelanos, operación ésta que fue muy elogiada.. Otras dos  aportaciones artístico-religiosa habían sido más temprana: la substitución de un artísticamente pobre altorelieve, representando a la Anunciada  Patrona de la Congregación Mariana de Jóvenes y Universitarios presidía su altar. Propuso y logró que se substituyese por la preciosa talla  de Jesús Flagelado y atado a la

Columna. Desde finales de los años 40 la sacaba en Procesión nocturna el Jueves Santo por la ciudad monumental, la Cofradía que entonces se constituyó con esta advocación. Era una escultura de la Escuela de Gregorio Fernández, atribuida a un reconocido discípulo suyo. Posiblemente la talla religiosa de mayor valor artístico de la iglesia de San Agustín. La propuesta del P.Cué fue plenamente aceptada. Desde entonces  preside el altar derecho que cierra el gran presbiterio, antiguamente de la Anunciada.

Otras dos reformas en la Iglesia se le deben al P.Cué. Los Jesuitas hacia el año 17 del siglo XX recibieron del Arzobispo Dompostelano “en usufruto a perpetuidad” la Iglesia de San Agustín. Entre otras reformas, transformaron el tímpano circular del gran Retablo Barroco del presbiterio. Substituyeron Lo que  era la exaltación de San Agustín la substituyeron por  un grupo de santos Jesuitas entorno a S.Ignacio enarbolando la Bandera con el JHS. Nunca  había sido considerado como un éxito. Las imágenes eran de escayola pintada. El P.Cué propuso substituir el grupo por una gran Concha Jacobea –concha y marco en madera en dorado. Todo fue  por artistas compostelanos. No se evitó la crítica “académica”: no era  coherente con el barroco  gran retablo. Como era mucho más artístico que el nada artístico ni devoto grupo de santos Jesuitas, al pueblo compostelano en general le gustó. Sobre todo se confirmaba  la integración simbólica del culto en el ambiente Jacobeo  que, de nuevo  en las últimas épocas, la ciudad y los peregrinos viven mucho más conscientemente.

 

Otra iniciativa personal muy directamente propuesta y dirigida por el P.Cué, fue que el Cristo que litúrgicamente ha de presidir el Altar Mayor, se hiciera con un Cristo suspendido sobre él. El P. Cué lo concibió así: una impresionante cruz hecha con plata donada por la Congregación de Hijas de María, fundida y labrada en Santiago por los orfebres compostelanos hermanos  Dávila  sirve  de marco y fondo a un crucifijo tallado en madera. Obra del  artista sevillano Lastrucci, es réplica del original  del mismo Juan de Mena. La réplica era de la colección del P.Cué.  La Cruz estaba suspendida sobre el altar mediante tirantes de cadenas de hierro forjado, obra también de los Dávila, desde las dos paredes del presbiterio. Se estrenó con el altar exento. Llamó mucho la atención y popularmente tuvo gran aceptación. En la última rehabilitación de la iglesia, la cruz suspendida se retiró y fue substituida por otra de pié al lado del altar. Pero la gran Cruz del P.Cué preside hoy la Sacristía.

 

Otro gran servicio del P.Cué a Compostela fue la redacción y publicación de una pequeña Hojita con los datos históricos y  arttísticos en relación con la documentación referente al antiguo Convento de San Agustín y a la propia Iglesia, -así como a una preexistente Ermita de la Virgen de la Cerca- su estilo y la valoración de las obras y devociones que en ella  puede encontrar el peregrino y el visitante

 

En sus últimos años de cierta mayor estabilidad suya en Compostela, y en épocas de superación de sus crisis dentro de la etapa final, tuvo el P.Cué momentos de mayor integración. En el que fue el último Año Santo que él vivió en Compostela disfrutó mucho leyendo abundante literatura jacobea documentada en fondos de su selecta biblioteca y de los de la de la Comunidad. Comentaba, con gusto y sentido, episodios y aun párrafos con datos, interpretaciones, anécdotas históricas de sus lecturas jacobeas. Él,  que ya había testimoniado su compostelanismo con su “Una noche en el Pórtico de la Gloria”. Por momentos vivía el júbilo de sentir también rejuvenecer con satisfacción su compostelanismo.

 

Escritor y Publicista

 

Las notas necrológicas entre nosotros  tienen la finalidad de servir de comunicación interna y más bien como referente fraterno de la personalidad del  hermano que ya ha sido llamado al Padre. Admite sí, un excursus más bien somero de la producción científico-literaria de la persona que se  reseña.

 

 

Por lo que se refiere a su actividad específica de escritor, además de  numerosos  artículos en la prensa y algunos folletos que no es fácil enumerar, y,  aun a riesgo de no reseñar todos los libros que el P.Cué publicó, anotamos las siguientes obras suyas:

 

Cómo Llora Sevilla, Baraja de Nochebuenas, Mensaje poético de la Asunción, No ha muerto Xavier, Una Noche en el Pórtico de la Gloria, Mis Amigos, Cuando la Historia pasó por Loyola, Labios, Matsumoto, Su Majestad el Pintor, Santa Teresa y D. Quijote-Dos locos españoles-, Mi Cristo Roto, Así le habló Jerusalén, Versos de Navidad, Mi Primera Misa, España vista por un Mexicano, El Indiano Embajador de España, Cómo sonríe Sevilla...,El Viacrucis de Todos los Hombres, Resucitar es mi Supremo Derecho, El Capitán de Loyola, Sangre de Hungría, Y el Imperio Volvía..., Las Ciudades de Isabel, María de Nazaret: Hablan sus Contemporáneos -  en el Bimilenario de su nacimiento, Confesión General de Carlos V, Dios y los Toros, Mis Amigos, Quince años de la vida de un poeta, Zaragoza: Capital del martirio, Lourdes-Pulso de Dios, El Monje Poeta, Viva la Esperanza de Triana, Comillas-Itinerario Lírico.

 

Además de estas publicaciones más conocidas ya citadas,  tiene el P. Cué una serie de publicaciones - ¿anuales? - que podríamos llamar “menores”: felicitaciones de Navidad o respuestas a publicaciones de otros autores como fue el caso con Gironella a propósito del millón de muertos ("Responso por un millón de muertos") o la réplica a algún teólogo conocido a propósito de la virginidad de María ("Una espada para un dogma"). En concreto, en las felicitaciones de Navidad, que iban dirigidas a sus amistades o a sus familiares, se advierte el paso de lo que podríamos llamar el villancico más o menos tradicional, por ejemplo el que toma sus temas de la pintura de Velásquez, al panfleto irónico o satírico que toma los suyos de la actualidad política o eclesial con la que el poeta no se muestra de acuerdo; es el caso de la retirada del crucifijo del despacho oficial del presidente de las Cortes, el villancico de la Constitución, el villancico triste de las abortistas, el villancico del Azor, del rompecabezas de España o de la mayoría socialista absoluta. Valga como un pequeño ejemplo de ese nuevo estilo de poesía navideña el comienzo del que titula "Villancico de la posada y el posadero":

“Si buscas, Niño, posada      -nochebuena, nochemala       -no la pidas en España.

Al palacio de las Cortes,  -ya te lo aviso, no vayas.

No es por miedo a los leones -lamerían tus pisadas-

es que al verte, el Presidente,- dirá: 'Vete. No hay posada'

Y retumbará el portazo - en la conciencia de España".

 

Testimonios profesionales

 

Es justo también recoger testimonios autorizados externos que  iluminen facetas profesionales cultivadas por la persona a la que fraternalmente se recuerda:

 

Citamos a continuación el testimonio de un eximio poeta, Gerardo Diego, que tuvo dos hermanos jesuitas, uno de los cuales, el P.Sandalio Diego, el mayor de los Diego, había sido profesor del propio P.Cué en Sagrada Escritura, no en las materias en que Cué, lo mismo que Gerardo, se movía como pez en el agua. La cita que viene a continuación habría que considerarla tal vez de benevolencia familiar pero muy autorizada:

 

"La poesía del P. Cué es, expresiva, explosiva y ultrarromántica, su temperatura en grado de fusión inmediata. Poesía rapidísima e incontenible que brota del corazón y se consume en su propia llama, aparentemente oratoria pero con el hilo de oro dentro, el hilo de oro de la pasión poética, del amor y la verdad del amor. - En todo jesuita hay siempre un rigor racional que no puede desmentir la importancia de su "ratio studiorum". Razón demás para que cobren su importancia y luzcan su eficacia las técnicas expresionistas gratas a la sensibilidad triunfante en nuestros días". (Gerardo Diego).

 

Compulsivo Coleccionista

 

El P. Ramón Cué fue acumulando con tesón a lo largo de su vida una buena colección de objetos de arte que principalmente donó al Museo Diocesano Regina Coeli sito en Santillana del Mar (Cantabria).

Una de las estupendas sorpresas artísticas y escultóricas de este Museo, la constituye la  denominada: SALA PADRE CUE

 Posiblemente en ella esté reunidada una de las más completas colecciones de España de Cristos: 124 imágenes muy variadas del Crucificado en tamaño medio. Se exhiben también  13 relicarios y 9 cruces. Abarca piezas desde el siglo 13 hasta nuestros días.

 

Una colección de "angelitos" se la ofreció e1 P. Cué a las Religiosas Angélicas de Zaragoza.

Otros objetos,  tal vez de menos valor pero algunos originales casi únicos,  se trasladaron a nuestra casa de Villagarcía.

 

 

Profesional de la Comunicación poético-religiosa

 

Además de artículos y folletos siempre de cierto interés artístico-religioso, y, por supuesto, su amplia edición de libros cuyos títulos  ya se enumeraron,  casi lo que más hizo en su larga vida, fue de comunicador religioso –además de Homilías y Novenas-en  conferencias, algunas en TV con éxitos que le hicieron gozar sin que tampoco faltaran  episodios y anécdotas o contratiempos que le hicieron  sufrir.

Fueron muchos los periódicos que hicieron una crítica positiva de sus numerosas actuaciones en la pequeña pantalla desde 1960 a 1964. No obstante, pueden destacarse ciertos incidentes como el que se refiere a continuación  con las mismas palabras con que él lo  describió como “desagradable”  en su paso por TVE y del que también se hicieron eco todos los medios de comunicación. Él  lo narra así:

"...El incidente desagradable del sábado de Pasión 21 de marzo pasado (1964). En mi segunda charla cuaresmal se me cortó a los 3 minutos avisándome que me quedaban solamente otros 3, después de haberme prometido, media hora antes, un espacio de 14 ó 15 minutos. La disculpa fue una conexión con Eurovisión. Pero a mi corte sucedieron varios anuncios y a continuación un letrero: "pausa", que duró inmóvil 7 minutos cronometrados. Yo hubiera pasado por ello, como he pasado por otras tantas cosas, pero era la última gota de un proceso que trato de reseñar brevemente...". Cuenta aquí toda su larga y azarosa historia de su paso por TVE. Según él todo su problema tenía la raíz en que uno de los directivos había sido "Teniente rojo de la Cruzada de Liberación" quien torpedeó todo lo que pudo su trabajo en TVE.

 

 

Incidente más grave (¿pero revelador?)

 

Tuvo lugar en 1980 en Sevilla. Tanto el contexto como el fondo resultó muy delicado. Lo mejor de todo fue un ejemplo final de humilde y sincera confesión pública de su culpa. Se trataba de una entrevista que le hiciera un periodista profesional y había publicado ABC de Sevilla. Contenía unas declaraciones nada afortunadas o muy injustas sobre el P. Arrupe y la Compañía. Esto implicó que tuviera que pedir perdón públicamente. Durante años el P. Cué no pudo volver a Andalucía.

 

Precisando más, el episodio de su entrevista en ABC de Sevilla en el año 80 con frases tan audaces como llamativas y su referencia al General y a lo Institucional por lo que a la Compañía se refiere, para el entorno local en que el P.Cué vivía destinado, resultaban si no una sorpresa, -eran años difíciles en la Iglesia y en la Compañía- sí un interrogante. En todo caso un grave error.   

 

Los acontecimientos sucesivos y el testimonio del tiempo transcurrido, pueden ayudar a interpretar la propia sorpresa que se pudo experimentar ante el escándalo protagonizado con más o menos responsabilidad por el P.Cué con sus lamentables declaraciones. Más aún, se entiende mejor que el gobierno de la Compañía, hubiera además tomado una firme decisión. Y también entendemos mejor que el P.Cué hubiera públicamente pedido perdón por sus palabras en la entrevista.

Esta actitud tan cristiana no solo reparó cualquier ofensa, -las personas y la misma Institución ciertamente no le eran indiferentes a él como Jesuita - sino que consecuentemente  hizo elogiable el que se le concediera por los Superiores también el perdón.   

 

El P.Cué reaparece en Sevilla

 

El P. Cué, casi desde sus años de Universitario en Sevilla había sido con cierta normalidad un asiduo y gran predicador para  Hermandades y Cofradías de la Semana Santa de Sevilla y muy diversas Novenas. Su regreso a Sevilla después de varios años de ausencia le hizo sentir a él como si renaciera de sus cenizas. Animado por entusiastas amigos, pese a su edad, se lanza a una hazaña que repercutió en su salud con consecuencias desproporcionadas.

Había aceptado dar un Recital de sus Poesías en una de las grandes  salas sevillanas repleta, según contó, de ferviente y entusiasta público. Tras años de no utilizar  sus  facultades oratorias y escénicas que él  desde siempre dominara: memoria, emotividad, presentación  y acción (¿"tablas"?), parece que en su preparación ya más a las inmediatas notó que sus ‘habituales’ facultades ya no le respondían. Se "sentia obligado" al éxito. Necesitaba sin falta  no defraudar, pese a los 'ya no pocos años más encima” desde sus últimas actuaciones públicas. El Cué -presentador, comunicador y actor- acostumbrado a actuar  si no siempre ante grandes masas sí ante selectas y amplias minorías, siente la anxiedad de quien “no llega” pero “no puede fallar”.

Lejos además de su médico compostelano, -el excelente profesional Dr. Lorenzo Abella,  grande y antiguo amigo que seguía desde su llegada a Compostela  su proceso vital- sin duda ni se atrevió a llamarlo para preguntarle ya que la decidida respuesta que él, parece, intuía, no le iba a satisfacer. No supo, no, el P.Cue  calcular las nefastas consecuencias no solo del esfuerzo en sí mísmo y a su edad, y menos aún las secuelas biológicas que las "ayudas" de las que por sí y ante sí imprudentemente decidió echar mano. El esfuerzo para el recital y la enorme actividad desplegada en  aquellos momentos,  al fin los pudo realizar con eficacia. El caluroso aplauso y el éxito fue una vez más el refrendo y la adhesión  de un público de siempre tan suyo como benemérito hacia su persona. Incluso al ir ya a regresar a Santiago amigos, entusiastas y algún empresario, plantean al P.Cué nada menos que preparar al fin la Edición de sus Obras Completas. Lo resumía con una expresión: “lo considero el mayor éxito de mi vida”.

Regresa ilusionado a su Compostela. Pero pronto empieza a ser consciente de que  la salud la tiene vitalmente comprometida.   

 

El P. Cué comienza a sentir que el tiempo pasa para todos  ¡ también para él!. Y que  los excesos se pagan. A partir de ahí los achaques van a ir en rápido aumento, pese a intermitentes recuperaciones.

Sucesivamente sufrió una caída dentro de casa, que se salda, además del  golpe con importante hemorragia nasal que el Superior Joaquín García de Dios puede cortar llevándolo de inmediato al Sanatorio de la Esperanza.. A partir de este momento logra que el P.Cué se avenga a que se le ayude más.

 

Algún tiempo después, vuelve a caerse, esta vez con ruptura de un brazo. Conviene con el nuevo Superior Compostelano P. Rafael Romero Valencia un traslado temporal a la Enfermería de Salamanca hasta que pueda volver a tener la autonomía y libertad de acción, una vez  recuperada la movilidad de su brazo.  En cuanto se logra regresa a la Comunidad de Compostela.

 

Las cosas de su salud vuelven a empeorar más alarmantemente. Y puesto que hay presunción de que el problema se agraba por su ya incapacidad de mantener un mínimo control, es en   1998, al perder la posibilidad de controlarse y valerse por sí mismo, cuando es ya destinado definitivamente a la Enfermería de Salamanca. Allí es    adecuadamente atendido por personal Jesuita cualificado de enorme experiencia y por personal profesional seglar también. Manteniendo la medicación prescrita, pasa sus últimos días con tranquilidad, sosiego y, en lo posible,  holgada y libre responsabilidad, prolongando  su vida con suficiente  calidad  por tres años más. El Jesús al que pidió seguir y por quien trabajó 71 años en la Compañía de Jesús, vino a llevarlo santamente a su Gloria.

    

P. Cué visto desde fuera de la Compañía.

 

La prensa compostelana inmediatamente se hace eco del fallecimiento del P. Cué. La Voz de Galicia en su edición para Santiago 19-6-2001, ofrece en nota necrológica un muy interesante juicio crítico a la vez que cariñoso. Un gran periodista escribe:

"Ha fallecido el P. Ramón Cué Romano, jesuita muy notable en la vida compostelana de los años 50 y 60 y, sin lugar a dudas, el más importante poeta eclesiástico de la época. Coincidió en Santiago con un momento de auge de la Compañía de Jesús, que él contribuyo a enriquecer y hacer más brillante por su doble condición de poeta y rapsoda. Dicen que hizo llorar a las piedras cuando recitó su poema "Cómo llora Sevilla" en el Salón Teatro. Posiblemente fue ésta su composición más célebre y celebrada. Es un canto transido de dramatismo lírico evocador de la Semana Santa de la preciosa ciudad andaluza. Otro de los méritos señalados, conocidos y reconocidos del ilustre jesuita era su condición de orador sagrado. Predicaba bien, magistralmente, a su voz le ponía una pasión inaudita en la que lucía la perfecta dicción empleada con exactitud fonética.

Tenían una gran influencia de la vida compostelana los jesuitas en aquellos años de la postguerra, ya un poco devaluada. Si al P. Prieto le correspondía la orientación de los jóvenes y al P. Serrano la dirección de las conductas morales, al P. Cué se le reservaba otra parcela más delicada, de acuerdo con el sentido de la poesía. Para él era la demostración del dominio de la palabra trabajada, forjada por igual en la forma y en el fondo, construida en sonoridades brillantes.

Fue por lo menos durante la década de los 50 y los 60 el poeta de la firmeza piadosa cantor del mundo de inspiración religiosa y, por decirlo de alguna manera el poeta oficial del nacional catolicismo apostólico y compostelano.

Era el poeta de la firmeza piadosa, cantor de numen de inspiración religiosa,. Era la presencia del P. Cué Romano elegante, con un deje aristócrata, muy propio de algunos miembros de la Compañía de Jesús en aquella época. Luego ese estilo vino a menos y los hijos de San Ignacio de Loyola se presentaron con estilo más proletario. El P. Cué siguió conservando todos los atributos de su presencia en los días de Compostela, donde se hizo una figura respetada y entrañable".... "Aquel  jesuita de modales distinguidos, de elocuente y brillante palabra, de íntima vocación de poeta, de conversación afable, fue un compostelano militante unido a la filosofía de una ciudad, que en aquel tiempo tenía a uno y al otro lado más perjuicios. El tiempo y los destinos de la vida nos han ido igualando a todos".

Firmaba un gran amigo suyo. El Padre Dios  iba también muy pronto a llamar al amigo periodista a su gloria. Allí, días después, el P.Cué y el gran profesional de la comunicación y excelente persona y amigo Diego Bernal, se volvieron a encontrar. Sí, todo lo habrán visto ya muy claro porque están ya viendo cara a cara a Dios, la única Verdad, la más fascinante Belleza y el inexhaustible Amor.

 

Resucitar es mi Supremo Derecho.

 

Velaba yo su cadáver, vestido él con ornamentos sacerdotales, manos cruzadas en oración sosteniendo el crucifijo que tanto le enseñara a él  en Mi Cristo Roto y como representante de tantos y tantos amigos del P.Cué que hubieran deseado poder también ellos  estar allí aquella tarde del 19 de Junio de 2001. Desgranaba lo más devotamente posible mis avemarías y  padres nuestros del Rosario, sin dejar de mirar su sereno y plácido rostro pálido de ‘dormido en el Señor’.

Pero la más  verdadera y más esperanzadora devoción la sentí a la siguiente mañana en la Santa Misa, presidida por el Rector de la Casa - Casa Noviciado entonces cuando el joven Ramón Cué iniciara su vida jesuítica. Y desde esa Casa, ahora denominada ‘La Casona’, después de casi 71 años, Dios  vino a llevar para Sí a quien vivió con una inquebrantable convicción: Resucitar es mi Supremo Derecho.

 

En la Homilía de la Misa Concelebrada nos  recordaba el Rector, P.Ismael García, con gran nitidez y con persuasiva esperanza  algunos de los pensamientos claves que más vitalmente el P.Ramón Cué Romano vivió como muy suyos y en especial a lo largo de los últimos meses.

 

La Resurrección de Jesús es la única que se atreve a asegurarme la solución de ese enigma que es la muerte. La mía en concreto.”

“Pero soy cristiano. Con un socio divino. Y tengo derecho a soñar en mi arribada. Porque llegaré a la otra orilla. Al sexto continente: la Felicidad. No andaré vagando sin fin, ni me tragará en su abismo un océano sin riberas.”

....“Entonces, en la playa, al arribar a la eternidad, en el instante de morir, al encontrármelo así ya cara a cara, Jesús me hará la pregunta clave como a Pedro con mi nombre: Ramón, ¿me amas?.

Esa sola pregunta será mi juicio particular. Sin tribunal. Sin balanza. Sin diablo. Una sola pregunta: ¿me amas?

¿Una sola? ¿O tantas, reiteradas, cuantas fueron en mi vida las negaciones de Jesús?. Tres, las de Pedro. Infinitas, las mías...

Sí. Una sola. Porque basta una sola respuesta definitiva de amor para anular todas mis negaciones:

.... Tu lo sabes todo, Señor. Tu sabes que te amo..

....Claro, Señor. Tu sabes -¡mejor que yo!- que te amo.

Y ahora lo sé yo. Pero ya antes lo sabías Tu. Resucitará nuestro destino: Amar.

Todo es ya un sí eterno al amor. Saltaremos a la otra orilla de la mano de Jesús....

 

En el Cementerio salmantino el Epitafio Unamuniano esculpido en su tumba, próxima a la entrada, exalta la confianza  amorosa en el Padre:

“Méteme Padre Eterno en tu pecho – Misterioso Hogar.

Descansaré allí,  pues vengo deshecho – Del duro bregar.”

 

El último Rector Jesuita del P.Cué  quiso  que en lo alto del Cementerio donde están los Nuestros, al depositar los restos del P.Cué, fueran leidas    estrofas de “En Mi Muerte” no menos alentadoras,  tiernas y confiadas, testimonio des decidida su entrega al Redentor Resucitado:

“Echa, por Dios, la tierra, enterrador – en mi tumba sin ruido,

Echala con amor – que estoy dormido....

....

Así tú, enterrador, sin hacer ruido. - Una caricia cada paletada.

Así tú, enterrador, que estoy dormido – soñando con Jesús en la Alborada.

 

DESCANSE   EN  PAZ

 

Antonio Castejón.
maruri2004@euskalnet.net
monedacuenta@euskalnet.net
www.euskalnet.net/laviana

 

 

 

 

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